10 feb 2013

Vas a morir subitamente.

Muchas veces me he preguntado qué escribiría en mi carta de suicidio. Muchas veces he pensado a quien tendría que agradecer las cosas y a quien tendría que recriminarle otras. No me iría de este mundo sin decir mis verdades. Muchas veces he pensado en el momento en el que estaría redactando que nunca vería crecer a mis hijos, nunca acabaría mi carrera o nunca encontraría el amor de mi vida. Siempre he pensado en quien iría mi funeral, quien se acordaría de mi pasados diez años. Incluso veinte. He pensado en toda esa gente que lleva años sin saber de mi viera mi esquela en el periódico e iría llorar mi muerte y a daría el pésame a mis padres. Siempre he pensado en que si estoy muerta, dejaría redactado que quiero que me entierren con los labios pintados de rojo.

También he pensado en las veces que doblaría esa carta y la dejaría sobre el escritorio con un pos-it que pusiera: ''Lo siento y gracias''.
Algunas veces he pensado en por qué me suicidaría, en que momento dejaría de ver sentido a todo. He pensado que seguramente me suicidaría por amor, porque yo soy así. Egoísta. Si no me quiere quien yo quiero no quiero que me quiera nadie. He pensado también que por qué le dejaría de ver sentido a todo, como no lo veo ahora, que nada me llenaría, ni mis amigos, ni mi familia, ni los estudios, ni mi equipo, ni nada. He pensado en lo que es la mera supervivencia, en si es más fácil dejar que los días pasen sin pena ni gloria, envejecer, y esperar a morir o acabar con esta chorrada de vida cuanto antes.

Yo no podría suicidarme, no porque tenga miedo a la muerte, no porque tenga miedo al dolor, no podría suicidarme porque hay una cosa a la que encuentro sentido. A la lucha. A que si me voy todo lo que he luchado hasta ahora no habría servido de nada. Aún así, no ha servido. No le encuentro sentido a nada, pero tampoco podría suicidarme. Por orgullo, por pensar que este mundo puede girar sin que esté yo, porque aún sabiendo que no veo sentido a nada yo quiero encontrarle sentido a lo que me importa, quiero luchar por encontrar ese sentido que tantos días como hoy me falta.

Por eso nunca escribiría una carta de suicidio.

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