24 nov 2013

tú-

Uno, dos, tres. Negar lo que fue, era y será. 
Estuve pensándolo detenidamente y no tenía remedio. También pensé en que cuando moriremos dejaremos de existir, que tenemos un tiempo limitado y que...¡Maldita sea! se nos va la vida con cada segundo que perdemos. 
Dejo de pensar. O no
Si el todo cambiase, la nada no seria nada. 
Los términos todo y nada nunca me han sido familiares y mucho menos el siempre y el nunca. Los no se o los quizás agradan mas a los oídos, el tal vez y el puede. La duda y la indecisión nos hace más vulnerables o más fuertes, según como se mire. Y bien, este grado de seguridad efímera que se queda en nuestra mente nos acompaña cada día o nos destroza. 
Ante el miedo a la respuesta segura, preferimos vivir en la ignorancia con respuestas inconexas o con fruslerías inacabadas. Hacemos un ligero movimiento de cabeza acompasado con los hombros y nos conformamos con los no se, los tal vez y los quizás. 
Vuelvo a dejar de pensar. O no.
Tantas preguntas, tan pocas respuestas, tanto escrutar y buscar dobles sentidos donde no los hay.
Tal vez el conocer demasiado nos haga llega a la locura o a la carencia de empatía ( Y eso, realmente, nos hace falta)
¿Para qué el miedo? Quien algo quiere algo le cuesta. Así pues fingimos desear cuando no sabemos que queremos, pero de otro modo no tendríamos esencia. Desde luego, esto es una locura. El fin es inescrutable e incognoscible. Baja el telón y yo tengo miedo.
Dejo de pensar. O no.

23 nov 2013

Cavando.

Me siento en la banqueta de algún bar de mala muerte, no aislada, si sola. Nunca he tenido esta sensación de que todos me importen un mierda, pienso en levantarme, e irme, correr lejos hasta que se me desgarren los gemelos buscando algo, no se el que, pero que existe. Y me pregunto por qué.

Pienso que hay alguien que grita ¡HUMÍLLALA! con el pecho partido por su ira, por su mediocridad, mientras se ríe de mi a mandíbula batiente. ¡HUMÍLLALA POR QUÉ NO VALE LA PENA ESCUCHAR!

Ignorará este ente pues, mis palabras a pesar de ser lanzadas al viento a gritos y no asustadas y titubeantes. Ignorará que yo beba vino para mantener mi cuerpo en clama y mi alma en completo caos.

Se quien es el que proyecta su imagen al otro lado de mi espejo, se que es un ser que arranca despiadamanete mis pupilas, que arremete contra el centro de mi alma, que rompe con sus puños mi corazón, se divierte haciéndolo, pero yo ya...no tengo más vida que darle hoy.

Yo os mataría a todos, pero me gusta demasiado escuchar cuando en el fondo de sus gritos escucho HUMÍLLALA

Final:


Mi corazón me hace dudar del alma de los demás. Calmarle, por favor.

10 nov 2013

Yo quiero dejarlo todo pero tú nunca me vas a decir ven.

La última bocanada de aire desaparece en un último aliento sin querer irse del todo...todas mis esperanzas en forma de vapor de aire, se va.

No puedo parar de agonizar, ni sostenerme, encontrar ese equilibrio que tanto me hace falta a pesar de este caos que huele a mierda pura.

Aprieto las manos y los ojos, pero ya no me brotan las lágrimas porque no quedan.

Quiero irme de aquí, digo, sin mover ni un sólo músculo, confundida, no se que pasa...

Miro y, no hay ventanas que se hayan abierto tras cerrar a cal y canto todas las puertas...resucitar es lo único que me queda. Como quien, después de haberse ahogado en la catástrofe del Titanic intenta volver a la superficie a llenar los pulmones de aire. Abriendo la boca, instintivamente, queriendo solo respirar.

Solo me importa ser la superviviente de un naufragio.

3 nov 2013

Bismuto.

Me miro al espejo mirando y no viendo. No tengo reflejo, no existe, se ha ido. Y este dolor implantado en el pecho se me vuelve de translúcido a opaco y mi mirada azul se vuelve gris. Es entonces cuando pasa, las paredes empiezan a derretirse y a pesar como una losa, falta el oxígeno en estos diez metros cuadrados, se van congelando las puntas de los dedos de los pies...y necesito una bocanada de muerte. No, no es adicción. Es la NECESIDAD de sentir que aunque sea este humo que llena mis pulmones, llena mis arterias y sale por mi boca sabe a sal...si, esa misma sal que cada noche baja por mis mejillas.