24 nov 2013

tú-

Uno, dos, tres. Negar lo que fue, era y será. 
Estuve pensándolo detenidamente y no tenía remedio. También pensé en que cuando moriremos dejaremos de existir, que tenemos un tiempo limitado y que...¡Maldita sea! se nos va la vida con cada segundo que perdemos. 
Dejo de pensar. O no
Si el todo cambiase, la nada no seria nada. 
Los términos todo y nada nunca me han sido familiares y mucho menos el siempre y el nunca. Los no se o los quizás agradan mas a los oídos, el tal vez y el puede. La duda y la indecisión nos hace más vulnerables o más fuertes, según como se mire. Y bien, este grado de seguridad efímera que se queda en nuestra mente nos acompaña cada día o nos destroza. 
Ante el miedo a la respuesta segura, preferimos vivir en la ignorancia con respuestas inconexas o con fruslerías inacabadas. Hacemos un ligero movimiento de cabeza acompasado con los hombros y nos conformamos con los no se, los tal vez y los quizás. 
Vuelvo a dejar de pensar. O no.
Tantas preguntas, tan pocas respuestas, tanto escrutar y buscar dobles sentidos donde no los hay.
Tal vez el conocer demasiado nos haga llega a la locura o a la carencia de empatía ( Y eso, realmente, nos hace falta)
¿Para qué el miedo? Quien algo quiere algo le cuesta. Así pues fingimos desear cuando no sabemos que queremos, pero de otro modo no tendríamos esencia. Desde luego, esto es una locura. El fin es inescrutable e incognoscible. Baja el telón y yo tengo miedo.
Dejo de pensar. O no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario