23 nov 2013

Cavando.

Me siento en la banqueta de algún bar de mala muerte, no aislada, si sola. Nunca he tenido esta sensación de que todos me importen un mierda, pienso en levantarme, e irme, correr lejos hasta que se me desgarren los gemelos buscando algo, no se el que, pero que existe. Y me pregunto por qué.

Pienso que hay alguien que grita ¡HUMÍLLALA! con el pecho partido por su ira, por su mediocridad, mientras se ríe de mi a mandíbula batiente. ¡HUMÍLLALA POR QUÉ NO VALE LA PENA ESCUCHAR!

Ignorará este ente pues, mis palabras a pesar de ser lanzadas al viento a gritos y no asustadas y titubeantes. Ignorará que yo beba vino para mantener mi cuerpo en clama y mi alma en completo caos.

Se quien es el que proyecta su imagen al otro lado de mi espejo, se que es un ser que arranca despiadamanete mis pupilas, que arremete contra el centro de mi alma, que rompe con sus puños mi corazón, se divierte haciéndolo, pero yo ya...no tengo más vida que darle hoy.

Yo os mataría a todos, pero me gusta demasiado escuchar cuando en el fondo de sus gritos escucho HUMÍLLALA

Final:


Mi corazón me hace dudar del alma de los demás. Calmarle, por favor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario