Desearía no haber escrito estas palabras, pero hacerlo me
devuelve la alegría del sabor que me quedé y que quise hacer todo lo que un día
deseamos, puro deseo, fuego viajero que no puede quedarse.
Ahora sé que te quiero sin sombras de deseos urgentes que
quieran confundirme, pero es tarde, otra vez es tarde.
Siento el sonido vacío de eco tras el adiós que aún no me
has dicho. Es el frío que se mezcla con el fuego viajero que me puebla, y que
ya no puede quedarse.
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