31 oct 2013

Molaridad.

¡Estoy hastiado de mi vida! Voy a dar libre curso a mis lamentos, a hablar con la amargura de mi alma. Diré a Dios: ¡No me condenes!Hazme saber de qué me acusas. ¿Acaso vas a mostrarte violento, a despreciar la obra de tus manos y secundar el plan de los inicuos? ¿Tienes ojos de carne y miras como mira el hombre? ¿Son tus días los de un mortal, son tus años los del hombre, para que tengas queinquirir mi culpa, indagar mi pecado?

Sabes muy bien que yo no soy culpable y que nadie me puede salvar de tus manos. Tus manos me han formado; ¡y ahora, de pronto, me quieres destruir! Recuerda que me amasaste como arcilla y que al polvo me has de devolver.

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