5 ago 2011

látigos

Aproximó presto sus andares y la zarandeó al asirla por el brazo. Llevaba medio día perdido y el viento ya había arreciado; sus ojos vestidos de indiferencia, marcaban un odio creciente, miseria de amores a vuelta de pago:

- No tendrás más que mi ausencia, ¿ me oyes?... Yo de ti ya me he cansado.

Peinaban el cielo gaviotas y un silencio inusitado,...a ella no la quedaban palabras, aterida, como estaba, después de haberle llorado. Llevaba seis horas sentada,... mismo lugar de origen,... con el cabello revuelto, manos temblorosas y un lamento encadenado...

- Yo sin embargo, mi vida, voy a seguirte esperando..

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