Estuvo días sin poder centrarse nada mas que en sobrevivir a las circunstancias una vez mas. Sobrevivió, eso si, entre desesperación y rabia interna.
Pero hoy, hoy que lo había visto una tormenta de recuerdos se apoderó de sus piernas y la hizo sentarse durante media hora en un banco a llorarlo. No servía de nada, ni si quiera para desahogarse. Pero una vez mas, las circunstancias y la supervivencia hacían la vida un poco más difícil si cabe.
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