1 abr 2012

Soñar nunca fue tan caro.

A ver cómo empiezo…

No recuerdo muy bien la fecha, sé que era noviembre u octubre y lo sé porque hacía frio. Era domingo y yo no sabía que esa tarde iba a conocer a alguien tan especial como es él. Si hubiese sabido todo lo que iba a pasar después de ese domingo, tal vez me hubiese preparado psicológicamente. Pero es lo que tiene el destino, te avasalla cuando menos te lo esperas y tú sólo tienes que joderte y dejarte llevar sin saber si lo que te espera será bueno o malo.
Sonaba Dulce introducción al caos de Extremoduro. Porque, como toda buena historia que se precie esta también tiene banda sonora. Mi yo pasado estaba sentado en el ordenador, aburrido y hastiado como suele estar todos los domingos. Y a mí yo pasado se le ocurrió meterse en un conocido chat a hacer el bobo, como he solido hacer siempre con mis amigas, pero esta vez estaba sola. Pasaron las horas en las que yo hablaba con gente, gente a la que yo no creía y mentía constantemente. Pero…hubo una, que no se si por destino,…por haches o por bes yo le dije la verdad; desde mi nombre hasta todo lo que me interesaba. Si os digo la verdad no podría dar una explicación racional al por qué lo hice.

Recuerdo que al día siguiente se lo conté a un puñado de amigas y que reí con ellas sobre ese tío, pero a partir de ahí, sin venir a cuento todos los días hablábamos y hablábamos y hablábamos y a mí me encantaban esas conversaciones. Me sentía tan jodidamente realizada que creía que en cualquier momento podía tocar las estrellas, podía hablar de absolugamente todo con él y cuando digo de todo es desde las bobadas diarias hasta los pensamientos más profundos.
A partir de entonces fue una locura total. Subir, bajar, enterrarme, sobrevolar las nubes y todo en un mismo día. Pasaron muchas cosas, hubo mucha gente, hubo muchas traiciones, muchos lloros, muchas sonrisas…mucho, en poco tiempo.
Con el tiempo, (maldito y asqueroso) alguno de los dos se volvió convencional. Porque los dos éramos muy ambiguos…es lo que tiene. Empezaron a aflorar cosas, reacciones, no necesitamos poner nombre a lo nuestro porque no necesitamos poner los nombres que otros ponen, pero seguramente inventamos uno aunque su definición siga en puntos suspensivos, porque no quisimos definirla.
Cogimos un extraño rol y llego el día que yo que soy muy de extremos quise el todo o la nada y ese día descubrí lo que realmente necesitaba independientemente de lo que yo quisiera. Me di cuenta de que a veces el todo es una nada enorme y a veces la nada es un completo. Pero como he dicho antes, soy muy ambigua y vi que siempre era demasiado tiempo para ser totalmente convencional o totalmente ambigua.

No quise quererle, ni necesitarle. Tensé tanto la cuerda que la rompí. Y quise desaparecer.
Lo pase mal, muy mal. Me dolió tanto que cuando iba caminando por la calle pensaba que en cualquier momento me caería y no sería capaz de levantarme en horas. Pase muchas noches en vela buscando respuestas a los por qué y haciendo preguntas que nadie me respondería.
También os aseguro, que muchos de los mejores momentos de mi vida los he pasado junto a él. No me arrepiento de absolutamente nada de lo que le he dicho y he aprendido de todas las experiencias que hemos tenido. Es una persona que en menos de dos años, me ha querido, me ha odiado, me ha enseñado, me ha valorado tal y como soy y todo eso en muy poco tiempo. Tengo muchas cosas que agradecerle, también muchas que tirarle en cara porque no vamos a ser perfectos y al fin y al cabo con todos sus defectos, que son muchos, con todas las putadas que nos hemos hecho mutuamente, con todo lo que ha pasado en tan poco tiempo, tan poco, tan poco que yo aún sigo preguntándome si detalles sobre nuestras historias son verdad o fruto de mi calenturienta mente. Pero os aseguro y lo seguiré asegurando aunque pasen los años y las cosas necesariamente cambien porque tienen que cambiar que no cambiaría haberle conocido ni por el mejor de los orgasmos.

De momento tengo claro que pasará lo que tenga que pasar quiera o no, lo necesite o no lo necesite, él está aquí y para mi es más que suficiente.
Me gustaría eso sí, pasar más momentos junto a él, no por el simple hecho de que le quiero mucho, sino porque con el desconecto, puedo volverme bipolar y me hace sonreír que eso en sí es muy importante.
Si os digo la verdad yo le he puteado mucho, le he mordido, arañado, pegado patadas, tirado de los rizos y de la barba, le he montado más de un pollo sin venir a cuento, le he dado muchos quebraderos de cabeza. Pero también le he hecho reír, disfrutar con mis bailes, le he enseñado como veo yo el mundo, le he hecho confiar más en la gente, más en sí mismo, he estado y estaré siempre que él quiera. Y por mucho que el jodido tiempo, con el que siempre me meto, pase seguirá ahí. Os aseguro y prometo que simplemente por las veces que ha salido su nombre de mi boca ya sea para bien o para mal y lo pesada que he sido con él se ha hecho tal hueco en mi corazón que no hay desahucio que lo quite.

Y algún día cabe la posibilidad que impasible y ambigua como he sido siempre harta le diré: Si, te quiero con locura. ¿Qué pasa? Y entonces, ese día que se prepare, porque entonces y sólo entonces, es cuando empiece a quererle un poco más de lo que le quiero.

Todo esto y más os podría contar sobre él. Pero nos faltarían folios y palabras para escribir nuestra historia. Podéis creerme.


(Nunca hablo de a quien van dedicados mis textos, pero este en especial lo escribí para el cumpleaños de uno de los que fue mi amigo y quería compartirlo)

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