30 jul 2012

Efecto mariposa.


Muchas veces pienso que cuanto más me quito la máscara menos me ven...y que cuanto más grito menos me escuchan. Es entonces cuando me escapo de mi misma y construyo trincheras donde levanto el dedo a quien no quiero que pase. Muchas veces olvido que es una trinchera y una trinchera no tiene puertas y es por ello que algún valiente se tira.
Es el miedo a desenmascarme y de ser vistos cuando menos queremos que nos vean. 

Muchas veces huyendo de mi misma me he abandonado como a un perro. Pero yo nunca podría hacerme eso. Me veo...demasiado triste pero demasiado llena de vida y me miro. Por fuera y por dentro. Se de que estoy hecha y comprendo quien soy. Llego a la conclusión, entonces, que tropiezo conmigo misma y...me encuentro.

Soy huérfana. Camino frente a un mundo que se siente tan solo como yo. Con noches que no tienen eco, con gente que tiene que aprender a ponerse los zapatos y que aprieta pero no ahoga. Tal vez se destensarme cuando estoy a punto de romperme.
A la fuerza he aprendido a querer a gente sin necesitarla sin cambios absurdos o por temor a la soledad.

Muchas veces me voy al filo del precipicio y se me pasa por la cabeza que si él sobrevivió a un sexto...yo mejor no lo intento. Si saltara la victoria sería demasiado fácil para esta puta vida. ''¡TENDRAS QUE ACABAR CONMIGO VIDA, NO YO CONTIGO!'' Esto es orgullo.

He aprendido a morir sin tener que suicidarme para poder sentirme viva de nuevo.

La gente de mi alrededor parece tener miedo a querer. Yo no tengo miedo a querer. Tengo miedo a no dejarme querer porque es algo que aún no he aprendido y me da más miedo no poder aprenderlo que estar loca.


Pasas y las caricias que antes volaban en la barra del bar ahora se cortan los cristales del suelo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario