Ayer busqué trozos esparcidos de mi alma en todas partes. Fue cuando me dí cuenta que aquellas personas que para ti han sido importantes siempre se llevan algo de ti; Un gesto, una caricia, una mirada, una expresión, una parte de tu temperamento, una filosofía de vida. El problema está cuando una misma persona quiere acaparar todo tú y tu se lo das. A mi muchas veces me ha pasado. Lo de entregar todo y esperar recibir yo también.
Hace tiempo que decidí recoger los trozos de alma rota y recomponerla. Y hoy, vengo con el corazón empapelado de tiritas y con el alma llena de puntadas mal cosidas. Muchos equilibristas del amor al arriesgarse a subir al trapecio se han caido. Pero vuelven a subir y a caer y a subir...y a caerse las veces que hagan falta hasta verse enteros. Yo de momento ya me veo la palma de las manos y estoy de pie. Aún no estoy loca.
Aún recito a Sabina con la boca. Perdóneme la tristeza.
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