13 nov 2011

Hablemos de sexo.

Todos los días son iguales, buscas la felicidad en todos los rincones, y cuando la encuentras te percatas de que nadie la ha pedido permiso para que entre en tu casa.
Se puede follar con música, se puede follar en prosa, incluso en verso.
Se puede follar haciendo el amor, porque en ese momento, somos uno, en ese instante amamos como no lo hemos hecho nunca, porque ese momento podría convertirse en todos tus amaneceres.
Sabes perfectamente que el punto G lo tengo en el corazón y no hacen falta acrobacias de tus manos para que consigas que se me erice la piel y que, durante el acto, sea lo único que separa nuestras almas.
Siempre que uno folla, deber hacerlo como si no hubiese follado nunca, poniendo el empeño de la primera vez.
Claramente ser así de feliz no entraba en tus planes, cambian los días, te vuelves vulnerable y tienes temor a la pérdida, ser feliz no entraba en tus planes. A ser feliz ninguno se acaba acostumbrando simplemente por miedo.

Todos los días son iguales, buscas la felicidad en todos los rincones y cuando la encuentras...uno de los dos, se caga del miedo

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