27 ene 2012

Voy a rachas.

Dicen que la realidad es una puta porque siempre te está esperando en cualquier esquina.
Dicen que los segundos no son en realidad medida ya que para ti pueden ser eternos y para mi pasar demasiado rápido.
Y está noche parecen que las manecillas del reloj oscilan en mi contra.
Siempre me he identificado con los relojes porque soy igual de repetitiva, siempre paso dos y más veces por un mismo lugar antes de un mismo comienzo. Pero esta noche no es el caso.

He contado unas 398 ovejas de las cuales 20 eran negras, 100 vacas, 87 gallinas, 31 pingüinos... y no me duermo.
A mi vecino le acaba de sonar el despertador y son las 4:30 de la mañana. Estoy por subir y ofrecerle mis servicios para despertarle por las mañanas ya que su despertador no ha parado de sonar en cinco minutos.

Decido tomarme una valeriana para tranquilizarme y ahora estoy relajada, pero no me duermo, pienso en la muerte, pienso en el amor, en los viajes que no puedo hacer, en mis amigos, en esos zapatos tan bonitos del escaparate y cojo el móvil preguntándome quién cojones estará despierto a estas horas. Se me cierran los ojos.

-Aquí su despertador, son las 6:59 de la mañana y le queda un escaso minuto de sueño, aprovechalo bien porque vas a dormir poco estos días y van a ser muy duros. En la calle hay lluvia y hace frío. 3...2...1 RINGGGGGGGGGGGGGGGGGGG.

A los cinco minutos la valeriana hace su efecto, dejo de pensar, vizqueo y me quedo dormida con el móvil en la mano.



Y aunque parezca mentira, yo solo busco que me tiemble la voz cuando tu nombre se cuela entre mis dientes.

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